Vía Mindsparkle Magazine
Me encanta el ritmo que imprime con esos degradados de color que se extienden por la mayoría de la superficie. Me ha recordado a uno de los grandes del siglo XX, y de mis favoritos, Mark Rothko y a sus campos de color, formas rectangulares de límites escasamente definidos, con unos tonos diluidos que generan un aspecto brumoso, sugerente y que invitan a la contemplación.
En fin, echarle un vistazo al trabajo de Albert Ibaynez y repasar la genialidad de Rothko es todo un placer. Y más si de fondo suenan Trails and Ways y esa especie de bossa nova dream pop que dicen practicar... todo un alivio en una noche de agosto.
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